lunes, 15 de noviembre de 2010

Hay de insultos a insultos.

En un partido de futbol en la liga del Ajusco, Carlos Cuarón, aguerrido lateral derecho del Sahara Español increpó al árbitro gritándole "¡eres un pendejo!" cuando éste le sacó una tarjeta amarilla por un juego brusco que a Carlos, evidentemente, no le pareció. Inmediatamente después de la expresión soez del lateral, el silbante sacó la roja y lo echó. Visiblemente afectado, Cuarón le reclamó preguntándole por qué le echaba del juego. "Porque me insultó"- contestó inmutable el otro. "¡No te estaba insultando! ¡Te estaba descibiendo!"- fue lo único que alcanzó a decir el defensa antes de dejar el juego vociferando contra el colegio arbitral de la liga.

Pero no cabe duda que para insultar, hay que saber por lo menos el significado exacto de las palabras. Y en el futbol y la televisión, esto casi nunca sucede.

Durante el pasado "clásico" entre América y Pumas en el estadio Azteca, en el que los universitarios le quitaron lo invicto de 26 partidos como locales a las cada vez menos populares "águilas", previo al juego se registró un enfrentamiento entre las llamadas "barras" de los equipos, que no son otra cosa que hordas de dementes que transforman el juego en una guerra sin sentido.

El encontronazo tuvo como consecuencia contusiones, gritos y descalabros, y hasta un cámara de Televisa golpeado por los Ultras, lo que motivó una nota roja del reportero en turno, quien se encarnizó contra los barristas cubriéndolos de epítetos y adjetivos variopintos entre los que uno de ellos me llamó especialmente la atención, pues se refiririó a los distinguidos miembros de la rebel o la ultra, como "estos pusilánimes".

Según la Real Academia Española, tan de malas y poco atinada últimamente, la definición de pusilánime es: (Del lat. pusillanĭmis). 1. adj. Falto de ánimo y valor para tolerar las desgracias o para intentar cosas grandes.

No contento con eso, el reportero decidió que esta nueva palabra recién descubierta podría tener un efecto especial para insultar como para repetirla tres veces durante su nota.

Constatar que el verdadero nivel educativo de nuestro país no es culpa de los maestros y de su tan denostado gremio -cosa que se han ganado a pulso, eso es indudable-, es lamentable, como también lo es que en ello mucho tienen que ver la sobrada ignorancia de quienes tienen a su cargo el uso de los medios de comunicación masivos.

Seguramente el reportero buscaba insultar a los hinchas de Pumas de forma más elegante e ilustrada, y no dio con más palabras que pudieran sustituir el "pendejo" que espetó Cuarón al árbitro, por ejemplo, o todas aquellas frases que seguramente pasaron por su cabeza al escribir la nota y que la moral de nuestros medios y la autocensura le impidieron poner en imágenes.

Pero insultos más, insultos menos y le pese a quien le pese, lo cierto es que ayer había más Pumas en las gradas del santuario de las Águilas.

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