Sucupira es un pueblo con playa situado en alguna parte del larguísimo litoral chileno. En él, la vida se detuvo entre dos personajes: un biólogo marino egresado de la Universidad Católica de Santiago que busca persuadir a los habitantes del pueblo de la necesidad de cuidar de la fauna marina, siempre en constante lucha con el alcalde de la localidad por retrógrada y engreído, y su compañera, quien trabaja en el laboratorio de investigación oceanográfica con él y, para colmo de males, es la hija del alcalde.
La vida de Sucupira estaba animada por la música de personajes como Pablo Milanés, Los Prisioneros, Stoa y Karl Jenkins con Adiemus, que cayeron por esas lejanas costas gracias a la muy inquieta y atinada selección del editor musical de este melodrama.
Efectivamente, Sucupira nunca existió. Se trata de una telenovela producida por el país andino y que transmitía TV Azteca a eso de las doce del día y que debo de confesar que veía con mucha asiduidad cuando trabajaba haciendo monitoreo.
Este espacio en el que el personaje más querido era un burro de nombre Luis Miguel -seguramente también suerencia del editori musical- que deambulaba por las callejuelas del pueblo, desde el malecón hasta el camposanto, es el único oasis de los culebrones que he encontrado en la televisión, y de esto hace ya más de 15 años.
Una trama divertida, con poco presupuesto pero totalmente volcada sobre la realidad actual, con una buena parte de melodrama que raya en la comedia de enredos, donde tres solteronas se disputan el amor del alcalde viudo y hay que inaugurar un cementerio en un pueblo donde aún no ha habido muertos, habla de una inventiva que no hemos visto en años en nuestra televisión.
Aunado a ello, la excelente selección musical hacía que me enredara más y más en la trama y que por una hora, dejara de lado las noticias sobre las posibles alianzas estratégicas en las plataforma de televisión satelital y vainas por el estilo.
Lo cierto es que desde entonces no he vuelto a ver absolutamente nada igual en la televisión. Bueno, tampoco soy el mejor consumidor de estos productos, pero no recuerdo ninguna otra que me tuviera así de enganchado; desde la invención del nombre hasta una historia verosímil, perfectamente bien construida y que bien puede adaptarse a una temática actual. Escoja usted: calentamiento global, derechos humanos, terrorismo o narcotráfico, temas tan socorridos por los medios de comunicación en nuestros días.
Pero más allá de la propuesta fresca que era, lo que más le agradezco a Sucupira es la posibilidad de mantener en el recuerdo música indescriptiblemente bella en imágenes poco ortodoxas y sin los kilos de melaza que ahora nos las dejan caer.
Es allí donde descubrí "La Soledad", cantada por Milanés y la inmortal Mercedes Sosa. Y la soledad es un pájaro grande multicolor....
http://www.youtube.com/watch?v=EcuBBMydPN0&feature=related
Rayos, soy de Chile pero no vi esa teleserie, vi la del canal que le competía... y ya no recuerdo cuál fue.
ResponderEliminarSi vuelven a repetirla, la tendré presente.
Saludos!
Hola Assilem,te cuento que en noviembre del 2015 veo la novela completa en youtube https://www.youtube.com/watch?v=OVGZEaXVJv8 (en este link el capitulo 4) asi como muchas otras novelas antiguas de tvn... es un lujo tener internet porque en cualquier fecha y localidad podemos ver lo que queremos... ahora estoy viendo matriarcas, y vi separados, aqui mando yo y tantas otras. Estoy en Ushuaia, Tierra del Fuego, Patagonia Argentina. Saludos
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